Metro de Lima

No se si seré simpático para alguien o tendré mi gracia, es decir, si tengo o no mi pepita. Acercarme a una chica era como estar en un abismo, hablarle era como esquivar una bala. Para muchas amigas de seguro al comienzo habré parecido sobrado, pero era timidez disfrazada de seriedad y eso suele pasar. Alguien me confeso que mi timidez era atractiva, estar en esta posición en cierta etapa de la vida, puede ser la mas de las difíciles y la mas dolorosa no poder decirle a la chica que te gusta que la amas.

Recuerdo una vez en el colegio, que fui a buscar a la chica de mis sueños a su casa con la excusa de la tarea. Parado ahí, crees que le pude decir algo? Después de estar parado ahí casi media hora sin decirle nada, solo mirándonos de reojo o viendo los carros pasar. Solo vencí la timidez para despedirme por que si no lo hacia capaz que esa media hora se convertía en una, dos o tres horas, claro que yo en la calle y ella en su casa.

Mi cuerpo, mi cabello, mi nariz, mis ojos, nada me gustaba, nada me parecía que combinaba conmigo. Así con ese complejo solo me veía como el mas feo de todos (hasta ahora suele pasar). Tengo complejo de gordo, en mi ultimo año de colegio me sentía el mas obeso de todos, todo chiste de gordos, de chanchos, todo lo tomaba a pecho y según yo, era la burla de todos.

Hace poco nomás, hace unos meses, en la casa de uno de mis amigos de la promo “lolo fernandez”, pusimos el video del viaje al Cuzco, cuando me vi, no lo creía, estaba flacazo, era delgado y hasta creo simpático ……. Jajajaj….. que narciso!!!!!!, pero es verdad, como son los complejos, esa época me sentía obeso, con tetas, con rollos hasta por los codos y no era así y hasta cuerito.

En mayo fue el cumple de mi amiga del alma y había regresado a Lima y lo estaba festejando en el Bolivariano de Pueblo Libre. Fui con Lethy y ya en la puerta de entrada sentí esos complejos de antaño, al llegar a la mesa, la “mesa que más aplaude”, por otra mesa estaban puras chicas y una mas rubia que la otra, me sentía un lunar ahí, vamos a bailar me dijo Lethy, le dije noooooo, me siento un lunar, su respuesta fue: “entonces que se ría mi lunarcito”, fue una caricia a mi autoestima, un beso al fondo de mi corazón, un abrazo muy sentido, basto sus palabras, sus caricias y su beso para echar al tacho todo esos tontos complejos.